Ojos Sangrientos: Parte 2
Tras
sacudir su cabeza de arriba hacia abajo un par de veces con evidente desgana y
algo de molestia elevó su zurda hacia sus pestañas abiertas y cubrió el único
foco del sentido principal de los humanos.
El
sonido de las evidentes respiraciones de Lisbeth llenó la habitación, aún por
sobre la de todos los demás. Su cabeza cayó hacia atrás siendo atrapada por la
cola de la reptil quien parecía querer contornearse de modo que su cabeza
reposase en el regazo de la castaña.
―Si…
―murmuró al tiempo que su rostro se ruborizaba ―Hay pasto… Mucho pasto… Y
muchas rocas marcadas… Está en un cementerio sentada… Si… Y… No está sola.
Las
respiraciones de sus espectadores se detuvieron mientras tal parecía que sus
rostros reflejaban cierta preocupación, algo que, a excepción del pelinegro de
pesado acento, no concordaba con sus comportamientos.
―No…
Es un eco… Es cálido ―sonrió ―Está sentada a su lado… Y… Parece que la está
mirando.
―No
divagues mucho. Háblanos más del lugar ―intervino con voz altiva su contraparte
mecanizada. El estruendo de aquella voz provocó un salto en la pelinegra.
―Es
un cementerio lleno de hierba… No puedo leer las tumbas… Pero es raro… Es muy…
―el color comenzaba a desaparecer de su rostro, sin embargo, también de sus
labios, los cuales por segundos parecían cobrar un color amarillento ―Se parece
a la tierra… Solo un cementerio…
―
¿Y el objetivo?
―Solo
se mira las manos… Lleva haciéndolo todo este tiempo ―respondió al instante sus
manos se posaron en su regazo, al parecer repitiendo los movimientos mientras,
con los ojos cerrados, permanecía en aquel trance. ―No… En el cielo… Espera… Ay
no…
Cual
resorte se sentó en la cama, escondiendo su rostro entre sus manos. Cual látigo
sus cabellos, aunque cortos, salpicaron a la novata con el sudor que se había
acumulado en su frente. La respiración de la muchacha se agitaba por segundos.
El aparente líder del grupo dio un paso al frente pero fue interrumpido por la
albina.
Entre
los dos, con una mirada carente de deseo o inteligencia, su cuerpo actuaba como
división entre ambos. Su cola, inesperadamente sólida para su textura, rodeaba
la cintura de la muchacha, intentaba cubrirla.
―No…
No sé si… ¿Me vio? ―balbuceó aun aparentemente alterada.
―Pues
déjala antes de que te vea de verdad. ―Vladik más que decir esas palabras
parecía escupirlas, observando la sensación con naturalidad y cierta impersonalidad.
―Ya
lo había hecho… ―cual celda de sus dedos salió una rendija donde aquel iris
inyectado en sangre observaba aquel hombre.
Tras
aquello un nuevo silencio nació. Un nuevo momento en el que la pelinegra
intentó tomar la iniciativa nuevamente. Dio un paso hacia la muchacha pero se
vio intimidada ante el salto de la albina, que envolvió a la chica con su cola
y entre sus brazos apoyó la cabeza sobre su hombro. Lo extraño era la
automaticidad con la que ejecutaba aquel acto, sin la más mínima expresión de
emoción en su rostro, como el ser abrazada por una almohada.
―Ya
sabemos dónde está…―el ruso se llevó las manos a los bolsillos, caminó hacia la
puerta, deteniéndose frente a ella. Por un momento su mirada se tornó
nostálgica, incluso lastimosa, observando el pomo horizontal. ―Ven un momento
―Eh…
¿Si? ―reaccionó la lancera poniéndose a su lado.
―Deberías
quitarte esos ojos de cachorro perdido lo antes posible. ―dijo en voz baja,
pese a sus palabras, el tono de su voz era sereno como las olas marinas.
―No
lo entiendo ― ¿La estaría insultando? Pese a la confusión el captar el mensaje activó
inmediatamente sus alarmas.
―Estoy
diciendo que no podemos permitirnos principiantes… Solo ten cuidado de no
matarte a ti o a otra persona ―pese a la seriedad de sus palabras una mirada de
desprecio fue su última respuesta.
¿Cómo
se atrevía a hablarle así? Aún no había hecho nada. No era como si hubiera
caído en ese lugar. Había estudiado, se había preparado y roto la espalda para
estar en ese lugar. Y ahora la sensación de confusión mezclada con el aparente
menosprecio que aquel individuo acababa de regalarle habría hecho que, si no
hubiese deseado evitar que tuviese la razón, hubiera convertido esa cara en un
alimento menos apetitoso para la vista.
Se
escuchó un suspiro. La reptil se separó de aquella chica quien aún se cubría
los ojos con una mano, con sus dedos medio y pulgar presionándose contra sus
sienes. Estaba claro que tenía que hacer algo ahora. Debía demostrar algo pero
¿Qué hacer? ¿Sacudir a la chica para que se recuperase rápidamente y patearla
hacia la puerta? ¿Insistir en irse? ¿Contar un chiste? Pero lo único que podía
contar en ese momento eran sus propias ojeras.
―Vamos
―gruñó Lisbeth, sus pasos, aunque mostraban un equilibrio mecánico, claramente consiente,
eran visiblemente pesados pero nadie pareció notarlo.
Ni
tan siquiera la reptil, que se mantenía junto a ella a cada paso, volteaba en
su dirección. Tan solo abandonó toda pretensión de apariencia humana en un
movimiento a gatas mientras su cola serpenteaba por el suelo con una velocidad
y movilidad que de alguna manera que la ponía incómoda.
En
medio de sus ínfulas e intenciones parecía no poder decidirse en cuanto a sus
acciones. No despertó hasta sentir el tacto de la suave mano de la casi invidente
cuando volvió a la realidad.
La
mano libre de esta pasó a la puerta, al pomo. El mismo se encontraba en el lado
izquierdo de la misma.
Los
empujes eran leves, como el empuje de una hoja con el viento. Poco a poco, a
veces de forma horizontal, a veces vertical, giraba alrededor de la puerta
hasta encontrarse en el extremo opuesto y finalmente desbloquearse.
¿Por
qué sintió repentino alivio al ver eso? Sus ojos, ajenos a todo comando se
cerraron. La oscuridad se apoderó de su visión y el alivio se tiñó en miedo
para provocar una reacción de pánico.
―Estamos
dentro ―notó a su derecha ¿De quién era esa voz?
2 comentarios
Una buena historia donde el suspense y acción nos tiene cautivados ..Desde luego le pones imaginación .
ResponderBorrarUn abrazo y feliz viernes.
Llevo dándole vueltas a esa idea desde hace años, o, mejor dicho, en el marco de la historia. Si algún día llego intentar publicar una novela de verdad me gustaría usar ese mundo, porque, no se si suene mal, creo que tiene muchas posibilidades.
BorrarPD: Perdona por tardar tanto